El popular empresario Elon Musk compra Twitter y despide a figuras importantes durante el primer día

Tras siete meses de tensas negociaciones, Elon Musk, el magnate fundador de SpaceX y CEO de Tesla, ha cerrado este pasado jueves la compra de la red social Twitter por una cifra cercana a los 44 mil millones de dólares. Ahora como director ejecutivo de la compañía, su primera decisión ha sido purgar a cargos anteriormente relevantes como Parag Agrawal (quien ocupaba el cargo de consejero delegado), Sean Edgett (exconsejero general), Vijaya Gadde (quien fuera responsable jurídica) y al anterior director financiero, Ned Segal. Metáfora de esta “limpieza” profunda que el multimillonario ha llevado a cabo durante el primer día como nuevo dueño de la compañía, fue su aparición por las oficinas de Twitter llevando un lavabo en las manos. Aun así, el nuevo dueño de la plataforma ha querido desmentir sus deseos de despedir a más personas, tratando de buscar la tranquilidad laboral del resto de trabajadores.

Además, el propio Elon Musk quiso confirmar la compra a través de su cuenta oficial de Twitter, donde cuenta con más de 111 millones de seguidores, con un mensaje que ya ha alcanzado 2 millones de me gusta: “el pájaro está liberado”. Por otra parte, el empresario ha confirmado en otras declaraciones que se ha decantado por cerrar la compra porque le importa enormemente el futuro de la civilización y desea alejar a la ciudadanía global de la extrema derecha y la extrema izquierda, a las que considera causantes de la polarización política y de la división social actual donde reina el odio.

Como es costumbre en Musk, todos sus movimientos acaban por ser brutalmente mediatizados. Así, en un mensaje aún más reciente, el hombre más rico del mundo ha redactado de forma irónica que “la comedia vuelve a ser legal en la red social”. En el mismo tuit, el inversionista ha dejado entrever la que podría ser una nueva funcionalidad de la plataforma: una especie de etiquetas capaces de definir un tuit en pocas palabras.

Donald Trump, un regreso inesperado

Tras perder las elecciones de 2020, aquella polémica nacida del asalto al Capitolio estadounidense y los intentos fallidos de Donald Trump por demostrar que las elecciones fueron amañadas, Twitter decidió suspender su cuenta oficial y personal (@realDonaldTrump) escudándose en defender a la población mundial y fundamentalmente a la estadounidense de la desinformación y la polarización. Después de aquel día, Donald Trump no ha podido volver a comunicarse a través de su canal oficial en la red social que en tantas ocasiones utilizó durante su gobierno.

Ahora, con la reciente adquisición de Twitter por parte de Elon Musk, tanto el expresidente norteamericano como muchas otras cuentas suspendidas podrían reanudar su actividad tuitera habitual. De hecho, en diversas ocasiones, el magnate de origen canadiense y sudafricano ha manifestado su total rechazo al veto a Donald Trump. En el pasado, Musk calificó como “moralmente absurda” y “error” la decisión de prohibir a Trump acceder a Twitter.

Asimismo, en caso de que el cuadragésimo quinto presidente de EE. UU. pudiera restablecer su canal oficial en la red social, podría servir como un importantísimo altavoz de oposición al actual presidente. De cara a las elecciones de 2024, Donald Trump tendría ahora una ficha ganadora en el tablero de ajedrez para buscar la reelección en unos Estados Unidos donde se palpa la posibilidad real de un abandono masivo a Joe Biden.

Finalmente, solo resta esperar para conocer más novedades que en los próximos días o semanas Musk publique o realice como nuevo dueño de Twitter y cómo esta decisión puede afectar al panorama sociopolítico internacional; fundamentalmente, con la posible vuelta de Trump al entorno tuitero.

Si esta milmillonaria adquisición sirve para devolver la verdadera libertad de expresión a la ciudadanía y conseguir que, por fin, ciertas ideas o discursos no sean censurados sin consecuencias, será bienvenida. Porque la libertad de expresión, no se basa en censurar todas las opiniones contrarias a tus ideas, sino precisamente en la tolerancia de entender y respetar que hay personas que piensan distinto, y eso, lejos de ser malo, es correcto dentro de un Estado de Derecho que tiene sus raíces intrínsecas en la pura libertad.