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La nueva serie de HBO Max, ya convertida en la más vista de HBO España, es mucho más que una aventura de ‘zombies’ corriente. En su decisión de convertir la acción en algo secundario, ha logrado consolidar una de sus más poderosas virtudes: el sentimiento que aflora de principio a fin
Sería una obviedad decir que ‘The Last of Us’ es simplemente “buena” o que “es una serie trabajada que capta la atención del espectador”. Es lo que cabía esperar de una producción de su calibre, y más aun teniendo en cuenta la expectación que había generado. Que entretuviera, que tuviera acción y que valiese la pena el plantearse pagar la suscripción a HBO Max solo por ella era lo que cualquier consumidor deseaba. Pero ‘The Last of Us’ es mucho más que eso.
Con sus errores evidentes, y las carencias que todo producto cinematográfico presenta, en mayor o menor medida, la nueva serie de HBO es un producto crudo, humano, cercano y que reinventa la historia del videojuego original de ‘The Last of Us’ para brindarnos una perspectiva más sentimental de aquello que con los joysticks no se pudo explorar. Un nuevo vistazo, en definitiva, que ha cumplido con todos sus cometidos principales – entretener y provocar en el consumidor la inherente expectativa por ver un nuevo capítulo a la semana siguiente – y que ha explotado su mejor baza: las infinitas posibilidades que unos Estados Unidos postapocalípticos brindan.
Ya desde el primer capítulo, uno es capaz de darse cuenta de la misión que esta serie tiene: que el espectador conecte con su trama, con su mundo, con su ambiente y, sobre todo, con sus personajes. Porque el acelerado inicio en el que se explica el origen de la enfermedad fúngica no es costumbre y da paso a un viaje marcado por esa típica tranquilidad pasmosa revestida con cierto suspense que tanto se utiliza a veces en el cine. Y esto también lo hace muy bien la nueva producción de HBO.
Pero algo está claro, ‘The Last of Us’ prescinde de la acción, y no es una apuesta menor. De hecho, es una decisión que pudo haberse vuelto en su contra. Pero no han necesitado prácticamente de escenas de acción para atrapar al espectador en una aventura épica en la lucha contra un todo: una enfermedad omnipotente que casi todo lo ha arrasado, y que precisamente pronto desea borrar ese casi de su lista de quehaceres. Y la siguiente consigna es la que le confiere ese aura mágica que hace a esta producción de HBO diferente al resto de los títulos: una aventura donde prima el sentimiento frente a la acción, bien ejecutada (como es el caso), es igualmente aventura. A veces, los tiroteos son prescindibles o, por lo menos, se disfrutan más cuando escasean y ocurren sólo en momentos clave de la trama.
El otro fortísimo punto de la aventura: la familiar historia de Joel y Ellie
Los creadores de una producción basada en una historia ya existente – como este caso, recreando el clásico videojuego de Naughty Dog – tienen siempre un trabajo fundamental: encontrar qué es lo que mejor funciona en la trama original para así elevarlo al cubo en el cine. En el caso concreto de ‘The Last of Us’, ese elemento que le da un aroma especial es la relación (y la evolución de ésta) de Joel y Ellie. De mercancía a hija; de una desconocida a la persona que dibuja por fin una sonrisa en el rostro de Joel. Esa es la esencia de esta historia: el viaje de ambos y no la de una epidemia que ha transformado a casi todos los humanos en zombies.
Además, Pedro Pascal está estelar en estos nueve capítulos. Haciendo gala de sus inmensas habilidades como actor, en esta serie no sólo actúa como Joel, sino que se transforma en Joel; vive, piensa y siente tal y como lo haría el protagonista del videojuego de Naughty Dog. Como si Joel hubiera escapado del videojuego de 2013: no habría un mejor papel para Pascal.
Y su gran actuación se mezcla con una convincente y carismática Bella Ramsey, quien encarna a Ellie a la perfección. La química de ambos hace al espectador disfrutar de los momentos valle y más lineales de la aventura, solventando eficazmente cualquier instante en el que el aburrimiento pudiera florecer.
Fotografía y efectos especiales: la belleza visual de la serie
La siempre cuidada fotografía de la serie, junto a sus efectos visuales francamente trabajados, hacen que el apartado visual de ‘The Last of Us’ se convierta también en uno de sus puntos más fuertes. Las escenas de acción contra los zombies, las mordeduras y los rostros fúngicos de los infectados por el virus provocan ansiedad en el espectador de forme sublime, pues el ambiente apocalíptico se siente extremadamente real.
Las pérdidas de tiempo, el gran lastre visible que convierte a ‘The Last of Us’ en una serie que pudo haber sido incluso mejor
No es una crítica (solo faltaría) hacia la orientación sexual de los dos hombres casados en el episodio tres de la historia lo que escribiré a continuación – en 2023 si uno no explica o justifica esto a saber qué le puede ocurrir a su artículo -. Pero la pérdida de tiempo de retener al espectador una hora a fin de contar una historia cuanto menos olvidable e innecesaria – una relación hasta la vejez para justificar que ahora Joel y Ellie tienen un coche -, hace que se pierda un importante espacio temporal que pudo haberse empleado en otros objetivos. Si aun así, por el sentimentalismo que conlleva, deseas incluir esta historia secundaria que no aporta nada al trascurso de la trama principal, lo sensato (y lo justo para el espectador) hubiera sido reducir el espacio que esta subtrama ocupa en el episodio tres de la serie. Así se pierde toda una semana natural hasta el episodio siguiente; todo un capítulo en vano que deja incertidumbre en el espectador, ansioso de continuar con el viaje de Joel y Ellie.
En definitiva, estas pérdidas de tiempo hacen que la historia se atasque un poco. Si ‘The Last of Us’ fuera un vehículo, esta clase de escenas (a veces capítulos, como sucede en el gravísimo caso de desconexión argumental que critico en el párrafo anterior) sería una piedra que pincha una de sus cuatro ruedas.
Resumen y valoración final
En conclusión, ‘The Last of Us’ es una serie sensacional, inmersiva y cuyos aciertos y virtudes superan con creces a sus errores y defectos. Merece indudablemente la pena ser visualizada para cualquier persona que cuente con una suscripción a HBO Max.
«Una serie ideal para los amantes de las historias apocalípticas que van un poco más allá».
Lo mejor: la química y relación de Joel y Ellie y los variados sentimientos que es capaz de producir en el espectador
Lo peor: Las pérdidas de tiempo que a veces atascan el trascurso del argumento principal